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Mostrando entradas de 2013

Pérdidas y Reconstrucción

Hace dos años y medio escribí acerca de la relevancia de las pérdidas, consideradas como un sentimiento de dolor por la ausencia de algo que en algún momento se poseyó. Al respecto, hay un dicho que reza “a quien nada posee, nada puede quitársele” y me ha resultado bastante cierto. Con dolor he perdido tanto en mi vida, que hasta me he quedado un par de veces literalmente vacía, como ahora.    Mientras algunas personas se preocupan por poseer más cada día y obtener el tan ansiado “bienestar material”, yo me encuentro otra vez en la posición de ser simplemente feliz con lo poco que tengo… y es que si me lo hubieran contado, no lo creería. A veces pienso que mi necesidad de cambio era tan fuerte, tan poderosa, que las fuerzas de la naturaleza confluyeron para que me quedara con lo puesto y partiera desde cero.   Todo comenzó cuando decidí que quería algo diferente a lo que tenía a diario. En mi cuenta del banco había algo de dinero, tenía un trabajo y algunas cosas que me había

El Observatorio Judicial y lo que no se observa.

Mucho se ha hablado por estos días de un proyecto impulsado por el gobierno, que busca crear un observatorio judicial. Esta entidad tiene por finalidad ejercer una supervigilancia de los fallos que dicten los jueces en nuestro país. Algunos pensarán que este no es un tema relevante para la sociedad, otros pensarán que tal vez sea necesario que los jueces deben ser “fiscalizados” por alguien en el ejercicio de su potestad jurisdiccional, otros pensaremos que esta iniciativa es inconstitucional, pero lo cierto es que en nuestra legislación ya existen mecanismos de control en torno a la  judicatura y que se encuentran en manos del mismo Poder Judicial. Para tener una noción clara del tema, primero debemos trasladarnos hacia los tiempos de la Revolución Francesa. La teoría del Estado moderno implica que para un mejor cometido, éste debe separarse en torno a las funciones que le encomienda la ciudadanía. La facultad de gobernar, quedará en manos del poder ejecutivo; la de crear l

Un niño llamado Miguel.-

Debido a esos constantes viajes que me corresponde realizar por causas de trabajo, es que tuve la oportunidad de conocer la localidad de Inca de Oro , ubicada al interior de la comuna de Diego de Almagro.  Participaríamos de una actividad para niñas y niños, acercándolos a los servicios públicos que operan en la comuna. Fue allí donde conocí a Miguel , un niño de unos diez años, sensible, de ojos oscuros y largas pestañas, que hablaba del amor y de la vida con sorprendente reflexión para su edad. Miguel permanecía muy serio, sentado a mi lado, mientras sus compañeros jugaban con los globos que les habíamos regalado. Y preguntaba de todo acerca de mí, mientras sacaba conclusiones y cuestionaba todo lo que le respondía. En un instante de nuestra conversación, se quedó ensimismado mirando al cielo diciéndome que estaba comparando mi belleza con la del sol. Yo también quería averiguar de dónde había salido, por qué estaba ahí, qué era lo que lo hacía tan especial y, poco a poc

Cuentos de Príncipes y Princesas.-

Hace un par de semanas, decidí tomar unos días de descanso y pasar algo de tiempo con mi familia en La Serena. Para el viaje, fui a la biblioteca en busca de algún libro “livianito” que me hiciera reír un rato, sin muchas complejidades y absolutamente alejado de mi vida cotidiana. Para variar, me llamó la atención un ejemplar de estridente tapa rosada, que en su portada rezaba “Desencantadas”, y me decidí a averiguar cuál era el motivo del desencanto de la autora y sus afines. El libro resultó ser una alegoría del divorcio y sus consecuencias en la mujer que ha sido educada en la creencia de que algún día llegará a su vida un príncipe azul, y a quien nadie le dijo que los hombres tenían tantos defectos como las princesas que los habían soñado desde que eran unas niñas. Esta arriesgada autora, culpaba descaradamente de los fracasos amorosos de las personas a las historias que de niñas nos leían nuestros padres escritas por los hermanos Grimm y Walt Disney, sobre sufridas

La depresión de Longueira y un Chile enfermo.-

El otro día estaba escuchando en la radio ADN, a propósito de la renuncia de Pablo Longueira a la candidatura presidencial, a un psiquiatra hablando acerca de la depresión en Chile. Y es que independiente de las implicancias políticas que haya tenido la dimisión del candidato, el hecho de que todos los afectados hayan reforzado que esto se trata de un tema humano, dio para hablar por fin de la causa que la había motivado; la depresión.             Proliferaron en todas partes los psiquiatras y psicólogos, los famosos que habían pasado por lo mismo, todos rasgando vestiduras, ya sea por los tremendos índices de depresión que hay en  Chile, por la falta de conocimiento que existe sobre el tema, o para aclarar que en la mayor parte de los casos no se trataba de esa enfermedad, para la cual se requiere una predisposición genética, sino que más bien de un estrés laboral disfrazado.             Y, lamentablemente, pasó la vieja. Ya todos estamos hablando del nuevo candidato presidencial

Libertad de Conciencia (libertad para pensar)

La base de los derechos humanos, es la dignidad de la persona en cuanto tal. Uno de esos derechos es la libertad de conciencia, que va mucho más allá de profesar tal o cual religión, sino que también abarca lo más profundo de nuestros pensamientos, lo que nos hace ser como somos, nuestras motivaciones y nuestros fines. Y mientras pensaba en la libertad de creer y de tener mis propias ideas, me di cuenta de lo intolerantes que somos los seres humanos con quienes piensan diferente. No respetamos nuestro derecho a disentir. Inclusive, hay personas que viven de persuadir o influir en las creencias y decisiones que adopten los demás, sin consideración alguna al respeto de su dignidad. Algunos se jactan de los niveles de "tolerancia" que hemos conseguido en la sociedad actual, pero estamos a años luz de una apertura real y de aceptar a quienes piensan o pensamos diferente. Vivimos en un mundo violento lleno de prejuicios y soberbia, donde el que habla más fuert

Y la tristeza nubló mis ojos

"Soy una orquesta trágica Un concepto trágico Soy trágico como los versos que punzan en las sienes y no pueden salir Arquitectura fúnebre Matemática fatal y sin esperanza alguna Capas superpuestas de dolor misterioso Capas superpuestas de ansias mortales Subsuelos de intuiciones fabulosas" V.Huidobro (Altazor) Se hizo presente  la sombra de la tristeza  que había dejado abandonada  entre las hojas de aquél libro Uno de esos tantos  que dejé inconclusos porque me vaciaban el alma Ennegrece el atardecer Las aves se lamentan Parece que el tiempo se ha detenido Y sólo yo me muevo mientras todo el mundo  se convierte en piedra gris frío e indiferente granito  Y quiero ser piedra también para no sentir la angustia de perder y caer sin lacerar mi piel volver a la tierra y yacer.

¿Por qué vivo en Chañaral?

He oído de personas que se vienen a esta ciudad y no duran un mes. También he oído de otros que se han venido por unos meses y ya llevan muchos años acá. Cuando yo llegué aquí, me vine sin saber casi nada de Chañaral. En Internet había muy poca información y la verdad es que en el ámbito turístico no parece ser muy relevante. Fue casi como venir a la aventura y sin saber si iba a acostumbrarme. Hoy ya voy a cumplir un año y medio trabajando y residiendo de forma permanente en esta pequeña ciudad. El tiempo ha pasado muy rápido y casi ni me he dado cuenta de su acelerado paso. De más está decir que ya me siento parte de los habitantes de Chañaral, trato de participar de las actividades que aquí se realizan (que son bastante escasas), y soy miembro del Círculo Literario de Chañaral. Para quienes vienen de paso por aquí, hay algunos que se quedan con la impresión de que es una localidad fea, ultra contaminada, gris, con escasez de servicios básicos. Y es así. Chañ