MARIPOSA PARALÍTICA

Siento rabia de inocencia, De caer en las redes de tu miseria, De envolverme en ella Y de hacerla mía. Maldigo el día. Ojalá no seas feliz, Ojalá no rías, Ojalá no vivas. Deseo que te pudras en tu mundo, De preguntas sin respuesta, De tormentos y fracasos, De desilusiones y desamparo. Anhelo verte llorar, Ahogado en tu pasado, Desesperado y solo, Como siempre, Como llegaste al mundo, Solo. Deseo que te enfrentes al espejo, Y veas tu verdadero ser, Las mentiras que creas de ti mismo, La honestidad que dejaste en la cuna, Los inmensos vacíos de identidad. Y te darás cuenta, algún día, Que no eres tanto como creías, Que eres un vil humano, Despreciable por lo poco, Cínico como tantos otros. Quizás ya lo sabes, Por eso temes al espejo, Porque ves en él a quien desprecias, A quien ignoras y humillas en tus pensamientos, Ves a quien quieres dejar de ser. Maldigo el día, En que mi camino de flores y cantares, Se mezcló con el tuyo sombrío, Apagaste mis luces, Dormiste mis alegrías. E

La Burbuja se expande dentro del pecho, No quiere salir de su refugio, Sin embargo, trato de arrinconarla en algún lugar De ahogarla con los latidos Estrangularla con respiración. Se agita incesante, Traspasa el umbral de la carne Sube en un intento de suicidio inequívoco, Emerge de la profundidad de las entrañas  Burlándose de todo… y de todos. Se escapa de toda descripción detallada, Afila su hoja, preparando el corte, Sangra incesante la herida, buscando consuelo Aún no llega a destino. Avanza lentamente, doliendo en cada lugar en que se detiene Me corta, me hiere, duele. Levanta su vista hacia la luz, hacia su glorioso destino La burbuja busca el paraíso… Ruega por elevarse hasta el máximo altar. Ya está cerca. La luz es poderosa… la atrae. Ella corre presurosa, sin reparar en su inminente final. Estalla, en una cascada sanadora, muere consolando a un agradecido, se sacrifica en llanto por amor a su creador. La burbuja se ha ido, Y volverá reencarnada en otra de su tipo.

Día gris. Gitanos. Casa de perro. Bañera de bebé salmón. Viva Chile. Lavadora guatona. Hombre cojo. Toma en serio tu futuro. La auxiliar de mi colegio. Estudiantes con instrumentos musicales. Tren. Luz de freno colgando. Columpios. Auto con stickers. Hombre con ojos rojos, me miró. Cono de servilleta vacío. Gente en una micro. Animita. Otra más. La animita de Rambo. Olor a amoníaco. Frenos de aire. El destino.

Tengo un motivo para despertar, Respirar el cielo infinito, Llenar mis manos de la tierra, Cubrir mi rostro de agua cristalina. Tengo un motivo para cada día, Uno para cada segundo, El movimiento de las cortinas, O el profundo silencio de mi mundo. La sombra de un árbol en la ventana, El cantar de los pájaros en primavera, Los rayos de sol entre las nubes, El teclear incesante del computador. Son todos motivos, y tengo miles más, Siempre encontraré un motivo, Una razón sincera Para disfrutar… La compañía y la soledad, Los miles de todos y nadas, Los pasados y los futuros, Motivos que llegan y se van.

Arrojo a la tierra el recuerdo de tus ojos impávidos mezclados con sentimientos de tristeza. Hemos perdido, nos hemos perdido... extraviados en las vidas paralelas, heridos de muerte, vacíos de ayeres. No he ganado, ni he disfrutado el adiós. Corté mis alas para no volar, vendé mis ojos para no ver y camino ahora ciega, sólo con mi alma y con los silencios de los momentos pasados. Voy con la frente en alto, porque mi rostro raspa el suelo, las lágrimas inundan mis huellas, el peso del cielo sobre los hombros, y la decisión de sacarme los ojos de la espalda, para no mirar atrás.

Desperté en el ayer, En los recuerdos y nostalgia De lo vivido, De lo aprendido. Sentí nuevamente ese dulce sabor De las primeras veces, De las pequeñas tormentas Empequeñecidas por la lejanía. Desperté sin quererlo en mi pasado, En mis noches desconsoladas, En los días felices por lo inocentes. Desperté en mi ingenuidad. Abrí los ojos y frente a mí, el mundo, Mis padres encontrándome, Mis amigas más del alma que del tiempo Tú otra vez… tu mirada protectora. Tú me hiciste ver quién era yo, Dónde fue que me perdí Y me ayudaste a volver… ¿Quién más podría hacerlo tan bien? Me preguntaste ¿quién te conoce mejor? Y no tuve la respuesta… Acaso tú, que me miras y sabes lo que pienso, Que aceptaste mis injusticias, Y hoy te vives feliz. He despertado en el ayer, En el día que viví mi vida, En que decidí desaparecerme… Para traerme de vuelta.

Soy el vacío inmenso El alma desgarrada, El consuelo de nadie. Soy la furia cautiva, La muerte negada, La vida herida. Soy el llanto guardado La caricia rechazada El grito acallado. Soy la que no quise, La que no quiero, La vela derretida. Soy una lágrima desperdiciada, Un lamento con eco, Un nudo en la garganta. Soy el dolor incesante, Que no mata ni lacera, No deja marca. Soy todo lo vivido.

Estoy harta de verte huir… Estoy harta de ti y tu egoísmo, Ese que me mató un día… y otro y otro más. Ya son todos los días. Me tienes presa Y quiero escapar de tu imagen y tus recuerdos… De tus miserias y tus proyectos, Quiero salir de aquí. De la vida que intentamos juntos, De lo que hiciste por mí Y yo por ti, De las noches frías en que me faltas, De los días amargos en que te encuentro. Me siento menos mal sin ti. Sin tu nueva vida, Sin tus libertades Sin tus soledades Ni remordimientos. ¿Por qué no te largas y me dejas en paz? Por qué te vas y me echas… Si yo no quería irme. ¿Por qué te metes en mi vida, Cuando has escapado de ella? Ándate y no vuelvas. Ve a buscar tus nuevas alegrías, Tus nuevos amores, Tu familia deseada. Ándate y no me cuentes, Que tu vida no me interesa, Que tus problemas no son míos, Que no voy a consolarte esta vez. Ándate y siéntete bien con lo que tienes, Que conmigo no te bastó, Que no resultó como querías, Que ahora todo es mejor ¿O no? Ándate co

Horas muertas,  sin risas ni llantos,  sin un último suspiro agónico que marque el fin de la nostalgia. Tumba cavada en un espacio cualquiera, expuesta al público, para que aprendan la profunda simpleza del olvido. Segundos borrados, recuerdos marchitos, yace todo bajo la tierra, sin vida... sin muerte. No hay nadie ahí. La tumba está vacía de seres, e scapados del pasado, quizás en qué futuro, rebuscando las ansiadas libertades. Libertad para no morir otra vez y cavar otro agujero donde enterrar los errores, los vacíos, las miserias. Cantar por la muerte que no llega, por la indiferencia después del día triste, cantar por los miles de soles obscurecidos para otros que yacen en sus sepulcros, fenecidos. Bailar sobre el agujero en la tierra, colmado de miles de no sé qués, hundiendo más las lágrimas en el barro, de los días de ensueño, de las noches mágicas, de los instantes agotados.

Mientras escribía este poema, una lágrima rodó  por el rostro de la mujer.

Si muero mañana Me iré feliz. Hoy vi por última vez esconderse el sol Tras la inmensidad del océano. Sentí el crujir de miles de conchas Bajo la suela de mis zapatos. Observé el mar de color lavanda Y un cielo en variedad de pasteles. Pude sentir el canto de las olas En todos los tonos imaginables. Admiré los pájaros planeando Y revoloteando en la orilla. Vi la primera estrella Encenderse en el cielo claroscuro. Luego el mar lavanda Se volvió plateado. La espuma blanca y merengada Acarició suavemente la arena. El frío viento del crepúsculo Se coló por mis cabellos. Fumé un cigarro en la orilla, Me acompañé por mi sombra. Si muero mañana, Descansaré en paz, De haber vivido hoy.

Desde el mismo día en que la relación se terminó, he tenido una descarga poética impresionante. A veces creo que vivo en un constante poema, donde el día y la noche se juntan y se separan, me hacen ver la realidad y me mienten, me animan a seguir adelante y me hacen decaer... Cada creación es un momento vivido al límite, al límite de los sentimientos que se desbordan de mi alma, salen de mi cuerpo y se entintan sin querer. Un día con rabia, otro en paz, muero y renazco en ellos, me torturo y me descargo... EPITAFIO PARA UN POETA (Octavio Paz) Quiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades. -.-

Finalmente, todo acabó. Apareciste como un sueño en mi vida, iluminaste cada parte de mi ser con tu imagen. Dejé de lado mi apatía y desilusiones pasadas. Hoy todo forma parte de un recuerdo nublado por mis lágrimas. Tu imagen presente en mi vida  como un amigo, como mi compañía, el deseo de retroceder en el tiempo  y no ser lo que fui para ti. Un problema. Te amo más de lo que pueda expresar en estos momentos de agonía, Te amé más de lo que te demostraba cada día. Te amo como tu mejor amiga y te amo con la desdicha de que ya no sientas lo mismo que ayer.

Ayer se acabó todo definitivamente. A ratos creo que fue lo mejor, en otros momentos me siento desolada. Lo único que me ha hecho sentir mejor, es que mis amigos, ante mi llamado de ayuda, se preocuparon todos por mi... me siento muy agradecida de conocer a tan buenas personas.