Cuando yo llegué aquí, me vine sin
saber casi nada de Chañaral. En Internet había muy poca información y la verdad
es que en el ámbito turístico no parece ser muy relevante. Fue casi como venir a la
aventura y sin saber si iba a acostumbrarme.
Hoy ya voy a cumplir un año y medio
trabajando y residiendo de forma permanente en esta pequeña ciudad. El tiempo ha
pasado muy rápido y casi ni me he dado cuenta de su acelerado paso.
De más está decir que ya me siento
parte de los habitantes de Chañaral, trato de participar de las actividades que
aquí se realizan (que son bastante escasas), y soy miembro del Círculo
Literario de Chañaral.
Para quienes vienen de paso por
aquí, hay algunos que se quedan con la impresión de que es una localidad fea,
ultra contaminada, gris, con escasez de servicios básicos. Y es así. Chañaral,
al igual que todas las ciudades tiene sus aspectos negativos, algunos de ellos
gravísimos, pero por otro lado, tiene otras cosas que son muy positivas.
Vivir aquí es muy tranquilo. Como si
fuera un pueblo, toda la ciudad se pone alerta cuando suena la sirena de los
bomberos y la información corre de boca en boca en un par de horas cuando
sucede algo inusual.
Aquí no hay muchos robos, si algo se
pierde lo más probable es que se pueda recuperar, sobre todo si se trata de
documentación personal. Los crímenes son escasísimos y, por lo general, se dan
en contextos accidentales o son suicidios (hay muchos suicidios).
Hay muy poca variedad para
entretenerse, entonces los hombres (generalmente) consumen mucho alcohol y
también ha aumentado en forma considerable el consumo de pasta base de cocaína. No
hay cine, teatro, tampoco sala de conciertos. En contraposición, la
biblioteca pública es acogedora y hay un pequeño museo que se puede visitar.
El paseo costero también es
agradable y se puede salir a hacer ejercicio o a dar una vuelta. En las poblaciones
se instalaron máquinas para que los pobladores también hagan deporte.
Todos los restaurantes venden
pescado, son baratos y cocinan rico. Pero el agua es intomable, como la de
Copiapó.
A veces sufro un poco acá por la
falta de algunas cosas o servicios que debieran existir en cualquier ciudad,
pero sigo quedándome por la tranquilidad, por los atardeceres en el mar, por la
amabilidad del chañaralino, aunque no todos sean amables con los que venimos de
fuera.
Pero aquí estoy. No sé por cuánto tiempo más. Creo que vivo en Chañaral, porque me gusta estar acá.
Que lindas fotos Jose. Bueno que te puedo decir, casi siempre la gente prejuzga y dice cosas negativas porque evidentemente el cambio es grande, pero no quiere decir que uno pueda encontrarle su encanto, que de hecho yo pienso que cualquier lugar lo tiene, sobre todo si uno sabe disfrutar de las cosas simples. La Serena está hecha un caos, hay demasiada gente y se está volviendo irritante. Yo me vine a trabajar a Ovalle, y me siento casi una ovalina más. Me alegro que estés en el Círculo literario.
ResponderEliminarSaludos
Soy un chañaralino de corazón (aunque nací en copiapó).Amo mi tierra y puedo decir que el mayor encanto de Chañaral se encuentra en sus alrededores. Estamos ubicados en una zona estratégica de nuestro país, tal y como lo entendieron nuestros antepasados indígenas que habitaron durante miles de años este hermoso borde costero. Me alegra mucho el saber que personas profesionales se interesen y sientan parte de mi pueblo. Eso es lo que hace falta, nosotros tenemos la capacidad para sacar de la mediocridad a mucha gente que aún está dormida en las comodidades. Cambiar la mentalidad de mi ciudad para que ésta surga.
ResponderEliminarsaluda atte
S.T.D