Cada día tengo más claro,
hacia donde viaja mi micro.
Por un momento pensaba que ella
me llevaba hacia donde quisiera.
Pero me equivoqué.
Mientras me encontraba desorientada,
mi micro iba sola,
por el camino que quisiera cualquiera,
menos yo.
Ahora he caído en cuenta,
que siempre he sido la chofer
de mi propia micro,
la responsable de los choques,
la guía de mi destino.
Tal vez no de manera tan tajante,
como pensarán algunos,
con algo de suerte y mucho
de mirar al cielo, hacia adelante,
siempre al cielo.
A veces pienso en lo dejado atrás,
en todo lo que se ha bajado
o caído de mi micro,
y me siento bien,
de que todo haya pasado
en el momento preciso.
En ocasiones tropiezo,
en otras, dudo del camino,
hay días en que no cumplo
lo que me he propuesto,
hay días de lluvia y tormenta.
Pero ya no abandono mi micro,
porque es lo único que poseo,
no me interesa el dinero,
el status, ni la aprobación,
no tengo nada que demostrar.
Sólo voy en una micro,
en la que está reservada para mí,
para alegrías, tristezas,
dificultades y obsequios,
hacia donde yo la quiera dirigir.
Voy en mi micro,
no en tren, avión o barco,
el camino que sigo tranquila
es el que me hace feliz
en cada momento de la vida.
(Siempre he preferido las micros a los demás medios de transporte. Será porque me permiten abstraerme y pensar tranquilamente)
hacia donde viaja mi micro.
Por un momento pensaba que ella
me llevaba hacia donde quisiera.
Pero me equivoqué.
Mientras me encontraba desorientada,
mi micro iba sola,
por el camino que quisiera cualquiera,
menos yo.
Ahora he caído en cuenta,
que siempre he sido la chofer
de mi propia micro,
la responsable de los choques,
la guía de mi destino.
Tal vez no de manera tan tajante,
como pensarán algunos,
con algo de suerte y mucho
de mirar al cielo, hacia adelante,
siempre al cielo.
A veces pienso en lo dejado atrás,
en todo lo que se ha bajado
o caído de mi micro,
y me siento bien,
de que todo haya pasado
en el momento preciso.
En ocasiones tropiezo,
en otras, dudo del camino,
hay días en que no cumplo
lo que me he propuesto,
hay días de lluvia y tormenta.
Pero ya no abandono mi micro,
porque es lo único que poseo,
no me interesa el dinero,
el status, ni la aprobación,
no tengo nada que demostrar.
Sólo voy en una micro,
en la que está reservada para mí,
para alegrías, tristezas,
dificultades y obsequios,
hacia donde yo la quiera dirigir.
Voy en mi micro,
no en tren, avión o barco,
el camino que sigo tranquila
es el que me hace feliz
en cada momento de la vida.
(Siempre he preferido las micros a los demás medios de transporte. Será porque me permiten abstraerme y pensar tranquilamente)
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