Existe un motivo para obligarme a no pensar. Y es que pienso demasiado.
A veces me dejo guiar demasiado por lo que las personas en que confío me aconsejan, y es así como he caído de bruces en el suelo. Decepciones.
Otras veces he pecado de soberbia y me he equivocado rotundamente, sin escuchar a nadie. Y al mismo suelo he llegado. Fracasos.
Y la verdad es que no existe la forma de evitar todas las decepciones y fracasos que nos tiene reservada la vida. ¿Qué persona no querría evadir los males cotidianos, así como el río rodea las piedras?
Eso me pone insegura.
Por ejemplo, el tema de "los muebles" me estresa. Según mi razón (orgullo), debiera dejarlos donde están; según mis amigos y familiares, debiera recuperarlos; y según mi intuición, estoy haciendo lo correcto... desprendiéndome de ellos. Si me equivoco yo, es un nuevo fracaso. Si se equivocan mis amigos, es una nueva decepción. No hay forma de escapar.
Ni siquiera tengo la seguridad necesaria para decidirme a publicar esta entrada o no ¿Será lo suficientemente buena?
Cada día me queda más claro que el horóscopo y el tarot no van a hacer grandes cosas por mí. Probablemente el I Ching me ayude mucho más, porque de cierto modo, implica que emprenda ciertas actitudes, pero lo que será definitorio en mi vida, y no sólo en la mía, sino que en la de todos, son las intuiciones.
Sí. No la cabeza pensante, ni el corazón anhelante, sino que la mezcla equilibrada de ambos, denominada intuición.
¿Por qué lo digo? Porque hubo un tiempo en mi vida, en que todo fue guiado por mi inquieta cabecita. Y claro, cometía menos errores, pero también disfrutaba menos. Así también hubo un tiempo de mi vida, en que hice todo lo contrario, o sea, lo que me dictaba el corazón. ¿Resultado? Mucho disfrute, pero muchos más errores.
Y ya que he vivido ambas, me siento con la autoridad moral suficiente y con la madurez necesaria para buscar un equilibrio entre ambas. Y también para seguir el camino que verdaderamente quiera seguir.
Porque cuando uno se pierde en el camino por el que no quería transitar, se transforma en un tormento; mientras que si te pierdes por el camino que elegiste y que te gusta, se transforma en una aventura.
Creo que he encontrado algo que me falta por aprender en mi camino de vida. Y en mi doctrina, la mayor parte de las cosas, se aprende practicando.
Las inseguridades sólo pueden vencerse con decisiones. Acciones o abstenciones que dependen de lo que nos diga la intuición.
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(A veces cuando estoy triste, termino escribiendo algo positivo en mi blog y aprendo algo nuevo. La tristeza se olvida cuando hay algo bueno en qué abocarse.)
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