Hace unos días, leí que la red social más famosa y popular Facebook, cada vez pierde mayor cantidad de usuarios, algo así como 12 millones al mes.
Y no es por casualidad. Así como hay muchas personas que recién se están integrando a la red, hay muchas que ya se han aburrido de ella. De hecho, en el reportaje que leí, sólo un pequeño porcentaje de los usuarios utilizaba herramientas como el muro o los mensajes, para comunicarse.
No tengo muy claro todavía por qué fue que decidí desactivar mi cuenta, tal vez sea porque ya no me interesa publicar un perfil con todo lo que "me gusta", o la sensación de que todas las aplicaciones que aparecen se convierten en un desagradable spam.
Es cierto que, por lo menos a mí, me servía para publicitar campañas masivas de apoyo a ciertas ONG's, o para difundir de algún modo mis ideas respecto a algún tema. Lamentablemente, ese motivo no es suficiente para mí.
Siento que, de algún modo, en Facebook, exponemos una faceta de nuestra vida privada, que no debiera ser pública.
Ahora saco a colación una discusión que tuve con un querido amigo hace un año atrás, que no quería que yo publicara unas fotos que saqué en una reunión, porque podía perjudicarlo en su trabajo (podía ser considerado como poco serio)... y por ese motivo, creó dos perfiles. Uno para sus "amigos reales", con su verdadera personalidad, y otro para sus "amigos virtuales", con la personalidad deseable para su cargo.
En este momento, lo comprendo.
El problema es que yo he decidido ser sólo una persona, que he decidido dejar un aspecto de mi vida completamente en la intimidad de las cuatro paredes que me albergan. Por ello, considero que Facebook ya no es la herramienta más útil para mis necesidades, que son tener un perfil público acorde con mi calidad profesional y mantener en privado lo que yo decida.
Además, mis amigos me van a seguir queriendo igual... ¿O no?
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