Hoy, mientras me dirigía en la micro atestada de gente, hacia la audiencia que tenía en el Juzgado del Trabajo, me sentí como Michael Brock, el protagonista del libro "Causa Justa" de John Grisham.
Cabeceando por el movimiento de los amortiguadores gastados, mientras trataba de ver algo de lo que sucedía a través de los vidrios empañados por el frío, me sabía una más entre toda esa gente común, pero con mi propia misión.
Si bien, la micro no hacía más que trasladar mi humanidad hacia el centro de la ciudad, yo sentía que me llevaba hacia mi destino, hacia lo que elegí hacer (y creo que elegí bien), hacia una misión.
Fue en ese momento, mientras los rayos del sol no alcanzaban a iluminar mi rostro, que me sentí feliz de ser. Tal vez no sea nadie muy especial, ni muy destacada o conocida, pero me sentí realizada, porque al vivir una vida humilde, libre de envidias y grandes aspiraciones, pude identificar un momento de felicidad.
Mi trabajo me hace feliz. Mi profesión me hace feliz. Andar en la micro, en un día frío, entre todas esas personas, yendo como un obrero común y corriente a trabajar, me hizo feliz.
Tal vez tenga más en común con Michael Brock de lo que yo creo... tal vez en alguna parte de este país que tanto quiero esté esperando el trabajo perfecto para mí.
Tal vez esté más cerca cada día de encontrar mi causa justa.-
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