Siempre me he sentido vinculada a las artes.
He dedicado tiempo a la literatura, la poesía, el dibujo y hasta a la pintura.
Pero de todas ellas,
nada me ha tocado tanto la fibra, como la música.
Cada nota me produce sensaciones diferentes,
puedo pasar de la felicidad a la tristeza y viceversa,
con una misma melodía.
No necesito una temática.
La música es, para mí,
la forma en que se le interprete.
Hoy puede ser un mal día, puede ser uno bueno,
pueden pasar muchos años... y nunca habrá que decir nada...
No existirá esa necesidad de desnudarse en palabras,
porque la música no las exige.
La música es todos los colores, texturas y formas...
es todas las palabras, exclamaciones e idiomas.
La música es el verdadero lenguaje universal
y desde hace mucho tiempo
yo hablo en esa lengua.
Mi vida está en Do Mayor.-
Las alegrías en Sol con séptima.-
Y las tristezas en Re menor.
A veces es un piano melancólico,
otras el rasgeo de una guitarra,
por regla general es una flauta
y siempre emerge del alma.
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