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La primera vez

Me siento como la primera vez.
Como si nunca hubiera vivido esto antes. Como si el pasado no existiera y los años anteriores fueran sólo historias contadas por alguien más.

Las mariposas en el estómago, el auto control se me escapa de las manos, mientras el nerviosismo domina hasta mis pupilas.
Me sudan hasta los huesos y un frío me recorre la médula cada vez que se acerca su ser altivo y etéreo.

Él tiene la llave, esa que creí haber escondido para siempre, quizás en el fondo del océano, o tal vez bajo una piedra del desierto inmenso de Atacama... pero misteriosamente apareció en  el bolsillo de su traje azul. Como por arte de magia.

Y no se la quitaré. No voy a arrancar mi pensamiento del recuerdo encendido de su mirada que aloca y descuadra todo mi mundo; me lleva y trae de vuelta en un puro instante de delirio.

A ratos me sorprende y decepciona, formando un huracán de sentimientos que facilitan y complican el universo entero. Lo desbordan.

Agranda y ralentiza los latidos polvorientos de este corazón olvidado, que parecía haberse quedado guardado en el fondo de la maleta que traía a esta ciudad. Y no sabía que lo traía. Hubiera jurado que se quedó con toda la sarta de recuerdos archivados dejados en el ayer.

Y él usó la llave. La está probando, lo sé. Quiere saber si corresponde y la gira de a poco, con timidez, como si en el fondo de su ser supiera que es la correcta. 

No lo detengo. No quiero. Me gusta. 

Siento que es mi primera vez. Me gusta que lo sea. Él es el primero. El primero que provoca estas líneas, el primero en una lista donde se pasea solo y volátil, así como es él. El primero en generar estas emociones vertiginosas, escandalosas y más. Y el primero en hacerme sentir que él es.

Avanza lento, y las más de las veces no avanza. Pero sigue ahí. Tal vez en algún momento decida irse, dejándome a mí con estos párrafos escritos, pero no importa. Nada importa más que el encuentro casual de miradas que vendrán, o la conversación nerviosa sobre la tortuosa jornada de trabajo del día. 


Y me conformo con eso, saboreando dulcemente el gusto de tener en  mi vida la posibilidad de una nueva primera vez.






:)

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