Todos tenemos día buenos y malos. A veces un mal día se hace sólo por un pequeño espacio de tiempo en que vivimos una decepción, una mala noticia o un momento desagradable. Pero el tener un buen día muchas veces depende de nosotros mismos. Somos nosotros y no el azar quien decide por regla general si hacemos de los pequeños momentos que conforman un día, uno bueno o malo. Por ejemplo hoy, al salir del tribunal, pasé por la florería y compré unas gerberas en tonos cálidos, para alegrar mi oficina... y lo han logrado. Quiero decir con esto, que son los pequeños detalles o pequeñas consideraciones que tenemos con nosotros mismos, los que muchas veces nos permiten llevar vidas más felices, con menos amargura y tensión. La mayor parte del tiempo, culpamos a los demás de nuestras infelicidades, frustraciones o fracasos y no somos capaces de asumirnos como los guías de nuestro destino o como los dueños de nuestras vidas. La verdad es que se nos hace más fácil v...