Hace más o menos una semana, vengo evidenciando algunas señales de estrés. No significa que esté saturada de trabajo, sino que se trata de todo un conjunto de cambios acumulados en muy poco tiempo.
Partiendo desde el cambio de ciudad, hasta la nueva modalidad de trabajo, todo eso me ha estado afectando un poco.
Estuve leyendo acerca del trabajo con víctimas de violencia intrafamiliar y hay estudios en Chile que consideran que es un trabajo de alto riesgo, por el nivel de tolerancia a la frustración y a la "toxicidad" de los contenidos de las atenciones.
Parece broma, pero nosotras tenemos que estar equipadas con un arsenal de pañuelos desechables, debemos aprender a trabajar con mujeres en crisis, como abogada hay que enfrentarse junto con la usuaria a su agresor, hay que enseñarle a una persona desvalida a enfrentar una audiencia y eso conlleva una gran responsabilidad y criterio.
Creo que es primera vez que cuento un poco de detalles de mi trabajo, porque la verdad es que mi equipo es bastante bueno y en realidad, lo que es trabajo se tiene que quedar literalmente en la oficina, por salud mental.
Este tema del autocuidado es súper relevante, porque se hace imperativo desconectarse al término de la jornada. Y de hecho, las idas a trotar, las lecturas, el tejido, todo aquello que me desvincule mentalmente del trabajo es vital para mantener la disposición diaria a hacer un buen trabajo.
Comer sano, fumar poco, hacer ejercicio, ver menos noticiarios, meditar, son cosas que al final del día el cuerpo y la mente lo agradecen.
Ya me queda poquito tiempo para volver a La Serena, tengo muchas ganas de volver a compartir con mi familia, a mamonear un poco, que hace un mes y medio que no los veo y los 18 de septiembre son una tradición imperdible para mí.
Este año sí que van a estar cortitas las vacaciones, y el mismo 19 ya tengo que viajar de vuelta, para trabajar el 20, pero igual estoy contenta de volver.
Saludos a todos, que pasen unas felices fiestas!!!!
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