Hace dos años y medio escribí acerca de la relevancia de las pérdidas, consideradas como un sentimiento de dolor por la ausencia de algo que en algún momento se poseyó. Al respecto, hay un dicho que reza “a quien nada posee, nada puede quitársele” y me ha resultado bastante cierto. Con dolor he perdido tanto en mi vida, que hasta me he quedado un par de veces literalmente vacía, como ahora. Mientras algunas personas se preocupan por poseer más cada día y obtener el tan ansiado “bienestar material”, yo me encuentro otra vez en la posición de ser simplemente feliz con lo poco que tengo… y es que si me lo hubieran contado, no lo creería. A veces pienso que mi necesidad de cambio era tan fuerte, tan poderosa, que las fuerzas de la naturaleza confluyeron para que me quedara con lo puesto y partiera desde cero. Todo comenzó cuando decidí que quería algo diferente a lo que tenía a diario. En mi cuenta del banco había algo de dinero, tenía un trabajo y algunas cosas...